sábado, 21 de febrero de 2015

Washington Benavides: Un poco más sólido que el aire



Washington Benavides

















Casi desparramado,
Bajo el quincho solidario
Pasan “músicos” que hace tanto
No venían a estos árboles,
Los músicos son unos pajaritos
De mediano tamaño, el dorso de color marrón oscuro,
 casi acanelado el pecho.
Siempre en bando. Rápidos y fugaces
Sobre la avena estéril, sobre los pastos
Recién cortados por un operario.
Cantan. Una música que huele a pasto,
A reflejo de las nubes en la acequia,
A urgencias de apareo.
A dulce clima.
Ya se fueron. Volaron hacia otros campos.
Las desafinadas langostas verdes tratan
De mejorar sus arreglos
(No sea que Nicolo –el gran violinista
Iracundo- les quiebre sus arcos).
Sigo despatarrado. Increiblemente,una
Perdiz chica pasa junto a mi, sin empacho
Ni miedo. En otros tiempos…
Al fin veo a una viudita blanca.
(Desolado ante los desmanes de los
Fundamentalismos, fustigan mi visión:
Garrote vil, torres con horcas,
hachas fulmíneas,lapidaciones,Rocas Tarpeyas,
“la soluciòn final” con càmaras de gas,
Piras humanas de la Santa Fe, cruces romanas,
Venenos socráticos, elixires borgianos,
Inyecciones letales, sillas eléctricas,
Fusilamientos, la “refalosa” de federales
Y unitarios, los despenadores oficiales
De los ejércitos, la espada isabelina,
El puñal tribunicio, el sicario de trece
Apuntando y acertando. Los degolladores
De Barranca Yaco, la cabeza del Chacho
Peñaloza, los niños del último ejército
Guaraní ante el sádico Conde D´eu;
Los N N de cualquier territorio…)
Salto, como mordido por crucera.
El tiempo está cambiante y de la Cuchilla
De Haedo  baja en carretón siniestro una tormenta.
También asoma en la dulzura de este
Mundo, una Tercera Guerra nada fría.
¿A los señores de la guerra no enfrentarán
Los hijos de la patria grande?


 (Entre nubes
y rayos. Enero del 2015. Iporá)

Washington Benavides (Tacuarembó, Uruguay, 1930) Poeta, traductor y músico. Maestro quien hace varias décadas me supo indicar, en una noche cargada de humedad rioplatense, en la “valiant” Montevideo que leer.
 Ha publicado, entre otros títulos: Tata Vizcacha (1955); El poeta (1959); Poesía (1963); Las milongas (1965); Los sueños de la razón (1967); Poemas de la ciega (1968); Historias (1970); Hokusai (1975); Fontefrida (1979); Murciélagos (1981); Finisterre (1985); Fotos (1986); Tía Cloniche (1990); Lección de exorcista (1991); El molino y el agua (1993); La luna negra y el profesor (1994); Los restos del mamut (1995); Moscas de provincia (cuentos, 1995); Canciones de Doña Venus (1998); El mirlo y la misa y Los pies clavados (2000).
Entre  los autores que ha traducido se cuentan: Guimarães Rosa, Oswald de Andrade, Carlos Drummond de Andrade y Affonso Romano de Sant’Anna.
Sus poemas y canciones han sido musicalizados y grabadas por: Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Eduardo Darnauchans, Héctor Numa Moraes, Carlos Benavídez, Los Olimareños y Los Zucará.



Luis Benítez: Entrevista a Guy Girard, El Surrealismo hoy






El poeta y artista plástico Guy Girard, en su estudio parisino.
Desde que André Breton redactó en 1924 el Primer Manifiesto del Surrealismo, mucha agua ha pasado bajo el puente de esta corriente literaria y artística que ha intentado unir la existencia con el pensamiento. A casi un siglo de aquel momento inaugural, para sus seguidores el surrealismo parece estar tan vivo en todo el mundo como en sus épocas fundacionales. Al respecto, desde París brinda sus precisiones un destacado exponente de esta postura, el activista cultural, poeta y artista plástico Guy Girard.

Luis Benítez: ¿Cómo describiría la situación del Surrealismo hoy en Francia y en el extranjero?
Guy Girard: Cualquiera que sea lo que generalmente dicen al respecto aquellos que se dedican a pensar e informar en medio de la cacofonía ambiente, el Surrealismo hoy todavía es un movimiento vivo y activo para aquellos que reconocen en él sus pasiones y exigencias de revuelta y de conocimiento poético. Vivo y activo es cierto, pero según una circulación entre las más subterráneas, en la medida en que, en estos tiempos de confusión y obscurantismo mezclados, la idea de un cambio revolucionario de civilización -del cual del Surrealismo siempre hizo su principio motor y del cual no renuncia en cuanto a querer proponer la más evidente imaginación del mismo- está compartida únicamente por una ínfima parte de la humanidad, la cual, lo lamento, sólo puede actualizar esa idea de manera demasiado esporádica, sino insignificante respecto a la situación catastrófica en que están hundidos los habitantes de ese planeta. Los surrealistas, mal que bien, publicamos revistas, libros de reflexión o investigación, poemarios, ello en varios idiomas y según modos diversos y, entre aquellos que, a nuestro ver, han marcado el año 2014, citaría Ce qui sera, Almanach du mouvement surréaliste international – [Lo que será, Almanaque del movimiento surrealista internacional] – editado por nuestros amigos de la revista holandesa Brumes Blondes, la cual, en tres idiomas (francés, español e inglés) agrupa los tributos teóricos, poéticos y plásticos de más de 180 camaradas del mundo entero, así como el voluminoso catalogo de una exposición internacional, “La Caza del objeto del deseo”, que tuvo lugar en junio pasado en una galería de Montreal, en Canadá. Tendré cuidado también en no olvidar otras dos publicaciones, con sumario también repleto, recibidas en las últimas dos semanas: la segunda entrega de la revista Hydrolith, publicada en Estados Unidos, y el último número (el 21-22) de  Salamandra, la revista del grupo surrealista madrileño.Claro que es difícil medir cómo será recibida esta actividad, la cual no insiste en ubicarse en las categorías predefinidas del arte, de la literatura o de la reflexión social o política. Nuestras ideas y maneras no funcionan según las leyes de la oferta y de la demanda y para nada ambicionan integrarse a lo que se nombra como cultura, en tanto que campo específico de una actividad intelectual manejada por códigos y costumbres que seguimos viendo como ridículas. El caso es que, mientras el primer Manifiesto del Surrealismo data de 1924, siempre han aparecido nuevas generaciones según el hilar del tiempo. En nuestros grupos del mundo entero se encuentran y se arman amistades fructuosas entre individuos de cualquier edad, a quienes reúnen los mismos desafíos y las mismas sensibilidades, imantadas tanto por una inextinguible revuelta como por la necesidad de la maravilla. En eso se conjuga, para los surrealistas, el imperativo de buscar sin cesar los medios para reencantar el mundo, un mundo devastado por el capitalismo, lo cual, a las varias plagas de la miseria social y económica suma cínicamente una miseria intelectual, la cual, ironía de la historia, no toca solamente a las clases más desfavorecidas. Esta miseria, en el plano de la sensibilidad colectiva, se produce por lo que llamamos el miserabilismo, esta máquina de descerebrar que se dedica a mezclar (y de manera explosiva, como lo muestra la sangrante actualidad) la confusión de los valores y los valores arcaicos vehiculados por las religiones imbéciles. Frente a ello, los surrealistas recomiendan la invención y el compartir de un mito emancipador, volviendo a darle a la libertad la potencia de un deseo siempre inacabado.

LB- ¿Cuál es la historia del grupo surrealista al que pertenece? ¿Quiénes son sus miembros?
GG- El grupo surrealista de París, tal como hoy está conformado, se ubica en la continuación del colectivo de los surrealistas, quienes, alrededor de Vincent Bounoure, Jean-Louis Bédouin, Michel Zimbacca, han rechazado en 1969 la liquidación del Movimiento Surrealista decidida de manera abusiva por Jean Schuster y algunos de sus amigos. Por supuesto, desde esta fecha, nuestro grupo ha atravesado varios períodos, que se pueden caracterizar por la sucesión de revistas diferentes, alternando con momentos de tensión más débil: le Bulletin de Liaison Surréaliste (1970-1976) –[Boletín de la Conexión Surrealista]– Surréalisme (1977-1978), S.U.R.R (1996-2005). Pero dispongamos o no de nuestro propio modo de expresión, siempre hemos participado regularmente en las revistas lanzadas por nuestros camaradas surrealistas extranjeros, más particularmente, desde 1990, en Analogon, la revista del grupo surrealista checo y eslovaco. El grupo, en su composición actual, está integrado por una docena de individuos: Michel Zimbacca y Hervé Delabarre, los cuales participaron en el último grupo reunido alrededor de André Breton; Claude-Lucien Cauët, Michaël Löwy, Joël Gayraud, Pierre-André Sauvageot, Anny Bonnin, Alfredo Fernandes, Elise Aru, Virginia Tentindo, Pierre Petiot y yo mismo.

LB- ¿Por qué se siente en afinidad estética con el Surrealismo?
GG- Desde el fin de mi adolescencia me siento afín al surrealismo, afinidad que no ha tardado mucho en transformarse en completa adhesión, desde que pude encontrar a aquellos para quienes este movimiento subversivo todavía tiene algo que decir. Las cenizas de mayo de 1968 no me parecían entonces (al inicio de los ’80) totalmente caídas y ahí lucían algunos brasas preciosas, entre las cuales no me parecía pretencioso poder divisar algunas que venían de más allá en el tiempo, que participan de lo que podemos nombrar como el romanticismo revolucionario y del cual el surrealismo es más bien el más resistente componente, así como el más activo y actual. En cuanto a esto, el surrealismo es un movimiento poético y no estético, pues es un movimiento de activación y de liberación del pensamiento poético (el que coexiste en la mente humana al lado, sino en conflicto, del pensamiento racional). Ello en el sentido de que la poesía es una actividad de la mente que se dirige hacia el conocimiento y la transformación de lo real. Su proyecto entonces es más amplio que obrar hacia nuevas aceptaciones de la belleza, aunque pudiera manifestarse la experiencia de la misma y magnificarse bajo los impensados registros de la sorpresa (como ya lo preconizaba Apollinaire), de la maravilla y siempre de manera que relumbren los intercambios entre el corazón y el espíritu, sometidos a las mismas impulsiones deseosas, incluso delirantes, de Eros. Uno sabe que uno de los más preciosos talismanes del surrealismo radica en la sucesión de los “bellos como…” de Lautréamont, y el surrealismo desde entonces se esforzó en demostrar que estas espléndidas manifestaciones del pensamiento analógico no tienen la meta de ampliar el catálogo de los procesos estéticos, sino de cuestionar las relaciones de este pensamiento con el mundo, lo que nos parece que establece las pruebas de una armonía y no de una separación entre el microcosmos humano y el macrocosmos. En este sentido, seguimos el proyecto de André Breton, el que tiende a la “refundición total del entendimiento humano”.

LB- ¿Qué otros grupos surrealistas existen en la actualidad en Europa y en las Américas?
GG- Hoy hay en Europa, además del grupo de París, grupos surrealistas en Madrid, España; en Leeds y Londres, Gran Bretaña; en Praga, República Checa; en Coimbra, Portugal; en Atenas, Grecia, y en Estocolmo, Suecia. Otros amigos también se reivindican como partidarios del surrealismo en los Países Bajos y en Bélgica. Hay varios grupos en los Estados Unidos, entre los cuales el más activo se halla en Chicago, pero también tenemos colegas en Nueva York y San Francisco. En Canadá hay actividad surrealista en Montreal, la cual se debe principalmente a Enrique Lechuga, de la editorial Sonámbula, quien con el poeta cubano  en el exilio Fernando Palenzuela, se preocupa por traducir para el público francoparlante algunos de los poetas surrealistas actuales de América Latina. En el Canadá anglófono también hay una presencia surrealista, especialmente en Toronto. En América del Sur, en Brasil, el grupo surrealista de San Pablo hoy está muy activo, así como lo está en esa misma ciudad el grupo Décollage [Despegue]. En Chile, en Santiago, contamos con el grupo Derrame y tenemos contactos con otros surrealistas en Buenos Aires, Argentina, y en Colombia. También hay surrealistas en Australia, pero no conozco a ninguno en África, tampoco en Asia…

LB- ¿Cuáles son las relaciones de los surrealistas franceses con estos otros grupos?
GG- Tomando en cuenta el hecho de que el surrealismo no es una ideología, tampoco una organización militante que se aplica indiferentemente en tal o tal contexto geográfico, el movimiento no tiene sede, ni en París ni en otro lugar. Entre grupos e individuos en el mundo, los intercambios se hacen primeramente por afinidades y sin duda también de manera más o menos dispersa. Claro que las comunicaciones por Internet tienen sus ventajas, las cuales sin embargo no reemplazan a los encuentros reales, como a veces puede suceder cuando uno de nosotros sale de viaje, por ejemplo con motivo de asistir a exposiciones colectivas internacionales. Pero claro que nadie de entre nosotros puede pretender conocer a todos aquellos y aquellas que hoy puedan encomendarse válidamente al surrealismo. Tomando en cuenta igualmente el peso que tiene la diferencia de idiomas, para nosotros es de primera importancia concretar el mejor intercambio con nuestros amigos extranjeros y trabajar en proyectos comunes.

LB- ¿Cuáles son las actividades desarrolladas hoy por los surrealistas franceses?
GG- Actualmente nuestras actividades, en la medida en que desde hace diez años no disponemos de nuestra propia revista, se articulan alrededor de dos polos, uno lúdico y el otro reflexivo. Practicamos asiduamente unos juegos de creación o de interpretación colectivas, y en los últimos meses hemos experimentado con varios medios para escribir poemas colectivos, guardando en la mente el famoso dicho de Isidore Ducasse, cuando pronosticó que la poesía será hecha por todos. Y en el marco reflexivo, por supuesto estamos más que atentos frente a los movimientos de rebeldía y contestación radical al sistema que han brotado aquí y allá, en los últimos tiempos. También, por otra parte, como se puede constatar en Francia y en el resto de Europa, estamos atentos ante las inquietantes manifestaciones de un nacional-popularismo por un lado y, por el otro, de un islamismo de naturaleza evidentemente bárbara.
                                                                                  París, febrero de 2015


Traducción del francés:  Françoise Laly y Luis Benítez
Fotografía: gentileza de Pierre-André Sauvageot



Carlos Bègue: Los salmones



Carlos Bègue




Tras precoces coletazos
bajan por los grandes ríos
los salmones a la mar.
Temerarios
sedientos de aventuras
en frías aguas se les van los días
hasta la hora de pegar la vuelta,
viaje tanto o más azaroso
que las veinte mil leguas del Nautilus
singladas por Julio Verne
(antes astrónomo de balcón)
a órdenes del capitán Nemo
sosía en vela
atento al teatro de los sueños
-pluma y tintero a mano-
detrás de un doblete esquivo:
vento fresco y luenga fama.
“No todo es vigilia la de los ojos abiertos”
primerió Macedonio, a sordas
la bordona,
perdida la mirada en el verdor del Botánico.
Ningún
horizonte
en los abismos
submarinos
mucho menos fronteras, peajes
o alambrados.
Tampoco brama el viento
ni el sol alumbra cofres
trancados por tal herrumbre en flor
que blinda despojos de antaños naufragios.
Dueño de tantas riquezas
¡qué vidurria la tuya, ché Poseidón!
con tu cortejo de ondinas
saturadas de dádivas seminales
bizcas ante las trampas del oro
¿o quizá por tu peluquín de segunda mano
a la deriva?
¿Sabrán que mayor tesoro
es el agua donde alegres chapotean?
Vislumbres desde Tierra firme
bajo el dosel de la noche estrellada
y ráfagas de errantes negruras.
La Osa Mayor orienta al gaviero
hacia dársenas abrigadas con calor
de burdeles.
Debajo hierve el caldero de ungüento
que amaga tragarse la nave al orzar.
Sin escalas
la ruta de los salmones
nunca toca parajes de embeleco
-asientos de palacios
con cúpulas esmaltadas,
muros opalinos y fúlgidas cornisas-
ninguna ínsula hundida
antes afortunada
o ruinas de templos idolátricos
de ajadas lujurias.
¿Cuál brújula secreta
guía por las altas corrientes
a tan tremendos nadadores
faltos de maldad?
Su ímpetu mora en las aletas
en los músculos del vientre el vigor
astillas de nácar las agallas
albos cordones con nervios tramados
en prieto tejido.
Timón a popa
la aleta caudal
fuerte como el roble
jamás flaquean
(aunque de vez en cuando
ahoguen un bostezo)
o los tienta atorrar, siquiera un rato
en cualquier gruta cinco estrellas
kosher friendly
sauna termal
un bouquet de líquenes por alcoba
y menú a la carta
con opciones vegetarianas
lejos de míseras tacañerías.
Máxime que los Tritones
fijo un ojo sobre la clientela
ofrecen en Neptunia Inn,
su red hotelera con onda retro,
rebajas a gremios y ninfas en apuros;
además, canilla libre
entre bocaditos de caviar
si medio fané de tanto yirar
asoma el Snark, su cauto protegido.
Nadar es fuerza tan fuerte
que fuerza el ritmo.
¡Avante! ¡Avante!
mandan los jefes peregrinos.
Vibraciones y texturas
distan en las regiones abisales
de aquellas que al caminante
resultan familiares.
Dos naturas separadas por
el temible lomo negro,
vieja ruta de nautas y peces.
Valles y oteros resbalosos
cobijan un bazar de ensueño
huidizas cadencias
   arpegios líquidos
            visiones quiméricas
                   alquimias tímbricas
                             burbujas funámbulas.
Debussy, toujours Debussy.
Algas pegadas a las rocas
medusas urticantes
ligazón entre sargazos
pólipos de tientos retráctiles
corolas fosforescentes
(ora ramos de flores ínfimas,
ora plumeros con tenues
meneos de abanico),
cada frunce de los huiros
el crujir quedo de los bivalvos…
Palabras mayores la ballena azul
y el tiburón de la buena memoria,
flecha salvaje directa al blanco.
¡Avante! ¡Avante!
redoblan en vanguardia
Aguas arriba, su etimología davídica
los mueve a salmodiar alabanzas a Jehová,
magma coral con toro expiatorio
y clamor talmúdico.
En tarde pálida de otro siglo
al caer la invernada
-cáliz su mano dando vida a las palomas-
con vago acento de voz prestada
habló Jacobo Fijman en los jardines del Borda
“Los salmones son una de las tribus perdidas
de Israel”
Por fornicar con animales de pezuña
fueron devueltos al agua
para no recaer en tan ruidoso desliz;
de paso
expiaban su culpa.
Terrible puede ser la cólera de Yahavé.
Semejable al juego de la oca
¡Ay-ay - ay!
el castigo fue recular muchas casillas
en el tablero de míster Darwin.
Luego de tamaño anuncio
aquel explorador de lo Absoluto
que desterrado del mundo
bebiera la leche del Edén
preludió el salmo 137

“Junto a los ríos de Babilonia
nos sentábamos a llorar
acordándonos de Sión.
En los sauces de la orilla
colgábamos las cítaras
y nuestros carceleros
nos pedían cantares
y júbilo los opresores.
Si yo te olvidara ¡Oh Jerusalén!
pierda mi diestra su maña,
péguese mi lengua al paladar”.

Ahí sofrenó. Cayeron dos fieras,
como cordero lo arrastraron…
“¡Pará de versiculear, ruso,
o te culeamos!”
¿Ventear así los cojones?
Sobre gustos nada está dicho,
menos tratándose de enfermeros.
Lagrimeaba
- ningún sauce, sino Fijman-
pero sin desaforar la mirada.
Llovía.
Toda desdicha es remota
hasta que ocurra.
Para el cardumen adviene
si en su derrota
la traición de las jarcias
en los vastos caladeros del Atlántico
es salario del pescador,
bronco siervo del mercado.
En dura porfía, al cabo,
los invictos arriban a destino
para cumplir el Gran Mandato.
Fieles al tiempo cíclico,
a golpes de salmuera
los penitentes repiten su odisea
desde las nieblas del tiempo,
cuando al quinto tronido del
Big Bang,
el gran reflujo de las aguas
precedió a la siembra de peces
y monstruos marinos
a los cuales Dios bendijo
y les ordenó multiplicarse.
Pasan sin pasar del todo
los salmones en la mar,
perpetuo presente que va y que vuelve.
¡A desovar! ¡A desovar!
La muda del color borró
el rosa desvaído de su piel
con pinceladas a lo Bacon,
bermejas, verdinegras, azulencas.
Las aguas germinales también son otras.
Ya no dejan ver la grava del fondo,
guijarros o el caracol en letargo.
Vertederos a cielo abierto
han traído al estuario
pestilencia y corrupción,
torvas parteras de otro siglo de espadas.
¡Polvo al polvo!
¡Ceniza a las cenizas!
Entonces, como el fantasma de Elvis
en las gasolineras de Tennesee,
una espina de pescado
quedará moldeada en algún zanjón mudo,
largo tajo sobre la Tierra,
erial baldío
por donde cierta vez anduvo el Hombre,
sombra pasajera.

Laus Deo
Buenos Aires,
octubre, 2014


Carlos Bègue (Buenos Aires, Argentina, 1935). Narrador y poeta. Ha publicado Oscuro tesoro de la muerte (cuentos, Premio  Municipal de Literatura de la ciudad de Buenos Aires, 1984), El paseo del Centauro (cuentos, 1983), Buitre de pesares la memoria (novela, fue finalista en 1999 del  XVII Premio Herralde, Premio Osvaldo Soriano, Mar del Plata, 2001 y Primer Premio del Fondo Nacional de la Artes, 2003). En poesía es autor de Los Cardales (1986). Le decían cabezón  (cuentos, obtuvo una mención en el premio Casa de las América (Cuba, 1987) y en Uruguay el primer premio del concurso Cuentos de Inmigrantes.

martes, 10 de febrero de 2015